domingo, 21 de marzo de 2010
Perra mentirosa
19:10:00 | Escrito por
cronicasdediaslluviosos |
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No, no quiero ser tu amigo, no quiero que vuelvas a mirarme, no quiero tener nada que ver contigo, no quiero volver a escuchar tu voz susurrándome tus asquerosos miasmas. Sólo quiero una cosa de ti, sólo una… ¡Quiero que te pudras en el olvido maldita perra mentirosa! Quiero levantarme he irme, quiero destrozarte, destrozar algo hermoso, algo… algo que me hace daño.
Las piernas me tiemblan, los brazos me tiemblan, las lágrimas me tiemblan. Y tú, ahí, sentada frente a mí en esta mierda de cafetería a la que espero no volver, con tus labios pintados de negro y los ojos adornados de rímel… ¡No puedo! ¡No podré quedarme aquí sentado hasta que termines de hablar mentiras, más y más mentiras que no pienso tomarme la molestia de escuchar! Ya me las conozco, me las sé de memoria, tus lágrimas malolientes de cocodrilo mentiroso. Me das asco, quiero que mis manos rodeen tu cuello, quiero que mueras de una forma horrible, y quiero que sufras.
Pero eso no pasará porque en unas horas (si soy muy afortunado; si tengo surte, en unos días, pero si soy un desgraciado, muchísimos meses) el cabreo se me habrá pasado y el olvido empezará a comerse la sensación de tus manos sobre mi piel, el olor de tu pelo mojado al salir de la ducha… se comerá tu voz, y tus abrazos… se lo comerá todo con ansia. Espero… espero que se lo coma todo, sino estaré perdido. Encerraré tus mentiras en algún lugar, y esperaré a que se coma el resto, tus mentiras, y tus teatros, me los quedaré de recuerdo. Sufriré por ti un tiempo, pero el olvido se comerá tus restos.
¿Cómo puedes ser así? Odio la forma en que me miras, odio tu sonrisa cínica, y algún día (no hoy, pero seguro que algún día) odiaré tus besos, odiaré el modo en que atabas tus piernas a mí, odiaré tus susurros. Cuando el odio llegue hasta ahí, entonces habrá una posibilidad para el olvido, ahora… ahora no odio tus besos, ahora me dan miedo esos recuerdos y de momento los guardaré allí dónde no pueda verlos hasta que termines de darme excusas absurdas y te marches con el tipo que te espera en la puerta.
Lamento decirte que no eres la primera, nena… lamento decirte que no eres la primera a la que tengo que olvidar, para tu información no eres alguien especial, fueron... fueron más de una, más bien fueron... fue un maldito escuadrón. Chicas posesivas, chicas infieles, chicas depresivas, chicas narcisistas, falsas, liantas... chicas que en realidad... en realidad no me querían.
Y tú llegaste, con tus labios mentiroso me susurrabas todas aquellas cosas que habrás susurrado ya un millón de veces. Tienes el papel apre[h]endido ¿Verdad?, repetirás una y otra vez las canciones que os unen a ti y al próximo imbécil, las películas, los libros… y le repetirás una y otra vez que siempre estarás ahí, y todo será mentira. Maldita perra embustera; jamás has sentido todo eso que gritas a los cuatro vientos, lo has debido de plagiar de alguna novela barata de romanticismo para amas de casa aburridas.
Suspiro mientras tú sigues recitando tu papel, las últimas líneas de tu guión que no voy a molestarme en escuchar… qué ingenuo he sido. Desde aquí puedo ver al tipo que ha venido contigo, apoyado a un lado de la puerta, fuma, como tú… ¡algo en común! Seguro que ya lo has engañado como me engañaste a mí.
Reprimo el impulso de levantarme y contarle a ese desgraciado todos los comentarios de copia y pega que seguro que ya le has hecho y que yo me sé de memoria. Sonrío, nostálgico, resignado, mientras tú finges llorar. No pienso hacerlo, no haré el ridículo, lo siento por él, ya se dará cuenta por sí mismo, tranquila… no te desmontaré tu nueva función teatral.
¿Soy especial? Tan especial como el tipo al que ahora te follas, o quizás no, no eres de cama fácil, primero te haces la interesante, quieres amor, quieres el alma y no el cuerpo… y yo, como un jodido niño te creí, quise creerte, me convencí de que eras especial. Pero luego te gustaba susurrarme que era tuyo, te gustaba gemirme al oído que siempre estarías conmigo, te gustaba que yo fuera tu posesión, te gustaba tratarme como una propiedad y te ponías celosa cada vez que alguien me miraba más de lo suficiente… Yo era tuyo, porque era especial. Llora... llora… sigue gimoteándome que te has equivocado conmigo, que lo nuestro no puede ser… ¡Joder!
¿Sé escucharte? Sí… probablemente te escucho tan bien como ese otro estúpido que te sabe compadecer mejor que yo, te acompaña en tus lágrimas, en tus sufrimientos y te alivia… sí… seguro que ya tenéis una película que os defina, o quizás una canción sí, apuesto a que es una canción… Una canción que yo no supe escuchar y por lo visto estaba obligado a hacerlo. Sin embargo tú nunca estaba para escucharme… ni una sola vez… ni siquiera una ¿Cómo pude estar tan ciego?
¿Entiendo tus problemas? Sí… entendía aquellas absurdas depresiones de niña rica aburrida en una vida demasiado cómoda, las entendía todas, todas tus lágrimas… las guardaba cada noche en aquel cubo de ilusiones futuras, hasta aquella vez en la que por lo visto necesitabas que alguien se compadeciera de ti y no encontraste otro motivo mejor. Aquella vez vi tu mentira, vi tu egoísmo y vi tu narcisismo. Aquella vez te vi a ti, mentirosa y desesperada.
¿Te sientes identificada conmigo? Antes lo hacías, y ahora… a saber qué mentira te has inventado para engatusar al próximo imbécil y ser el centro de toda su atención, su vida y sus ilusiones. ¿A qué pobre infeliz engañarás ahora? Apuesto mi cabeza entera a que ya conoce tus depresiones y ese hastío a la vida en el que te vanaglorias.
¿Te conocía? Sí… hace unos meses te hacía muy feliz eso… decías que yo era quien mejor te conocía, sabía de memoria tus libros favoritos, tus canciones, tus películas… Pero tú sólo conseguías recordar aquellos que teníamos en común…
¿Te sentías identificada conmigo? No puedo evitar echarme a reír ahora que te tengo delante y veo tu cara falsa y tu teatro de mala calidad, seguramente ahora le estés haciendo lo mismo a ese desgraciado que te espera en la puerta, te creerá o sí… claro que lo hará, te creerá hasta que tus mentiras no puedan sostenerse por sí mismas.
No quiero mirarte más, no quiero hacerlo porque si lo hago tendré que irme, ya… y quiero dejar que termines de hablar, tengo que ser fuerte, tengo que hacerlo… no quiero estar meses pensando en ti, no puedo flaquear ahora, no puedo, no me lo perdonaré.
Ni siquiera me has dejado amigos, te los has llevado todos, uno por uno, ni siquiera has tenido que llorarles, uno por uno… te adoran... y yo… ¡Vamos! ¡Joder! ¡Termina de una puta vez y vete! No pienso pronunciar una sola palabra.
La ceniza cae al suelo, el cenicero limpio, mi campo de visión sólo lleva gasta tu barbilla.
No eres especial, no tanto como mis amigos creen, me costará entender eso porque, aunque he contemplado tu obra, aunque sé con una perfección absoluta todas las mentiras que repetirás a lo largo de tu vida a motones y montones de imbéciles que vean una luz ilusoria en ti que con el tiempo se fundirá…. Aunque soy consciente de todo eso, el fogonazo me ha dejado ciego; pero te juro perra mentirosa, que encontrarás algún día a la horma de tu zapato, la encontrarás y yo no podré alegrarme aunque ahora lo desee con todo mi corazón, ese día me darás lastima, o me serás indiferente.
Sí, es cierto, ahora te odio, un sentimiento no muy lejano al amor, me das asco, me repugno a mí mismo por haber sido tan estúpido… imagino que todavía te quiero, imagino que te quiero demasiado, y ahora, ¿Qué hago? Acabas de salir de la cafetería, me has pedido tiempo, me has dicho que hay otra persona que te entiende mejor que yo, me has dicho que te hago daño, que sufres cada vez que hablas conmigo…. Y el cigarrillo ni siquiera ha temblado entre los dedos… has llorado, claro que has llorado, es lo que mejor haces, llorar, deprimirte por todo ¿Cómo no podías llorar por mi? No te hubieras perdonado que el final de tu obra de teatro no hubiera tenido lágrimas… ahora tienes otra función que seguir, porque, por supuesto, si no la hubieras tenido, hubieras seguido fingiendo una felicidad conmigo que jamás estuvo ahí.
¿Qué hago yo ahora? Sé que te vas con él, sé que le mentirás, y sé que le repetirás todo eso que me has dicho y me ha hecho sentir especial en algún momento de nuestro pasado. Sé todo eso y todavía te odio.
El olvido, el mismo olvido de siempre, la misma lluvia, y tú te alejas, y yo… me quedo aquí solo mientras tu vuelves a vestirte, con tu vestido nuevo, un vestido de otro color, un vestido de otro tamaño, y otra obra diferente para otro pobre infeliz diferente.
- Otro Whisky por favor.
Las piernas me tiemblan, los brazos me tiemblan, las lágrimas me tiemblan. Y tú, ahí, sentada frente a mí en esta mierda de cafetería a la que espero no volver, con tus labios pintados de negro y los ojos adornados de rímel… ¡No puedo! ¡No podré quedarme aquí sentado hasta que termines de hablar mentiras, más y más mentiras que no pienso tomarme la molestia de escuchar! Ya me las conozco, me las sé de memoria, tus lágrimas malolientes de cocodrilo mentiroso. Me das asco, quiero que mis manos rodeen tu cuello, quiero que mueras de una forma horrible, y quiero que sufras.
Pero eso no pasará porque en unas horas (si soy muy afortunado; si tengo surte, en unos días, pero si soy un desgraciado, muchísimos meses) el cabreo se me habrá pasado y el olvido empezará a comerse la sensación de tus manos sobre mi piel, el olor de tu pelo mojado al salir de la ducha… se comerá tu voz, y tus abrazos… se lo comerá todo con ansia. Espero… espero que se lo coma todo, sino estaré perdido. Encerraré tus mentiras en algún lugar, y esperaré a que se coma el resto, tus mentiras, y tus teatros, me los quedaré de recuerdo. Sufriré por ti un tiempo, pero el olvido se comerá tus restos.
¿Cómo puedes ser así? Odio la forma en que me miras, odio tu sonrisa cínica, y algún día (no hoy, pero seguro que algún día) odiaré tus besos, odiaré el modo en que atabas tus piernas a mí, odiaré tus susurros. Cuando el odio llegue hasta ahí, entonces habrá una posibilidad para el olvido, ahora… ahora no odio tus besos, ahora me dan miedo esos recuerdos y de momento los guardaré allí dónde no pueda verlos hasta que termines de darme excusas absurdas y te marches con el tipo que te espera en la puerta.
Lamento decirte que no eres la primera, nena… lamento decirte que no eres la primera a la que tengo que olvidar, para tu información no eres alguien especial, fueron... fueron más de una, más bien fueron... fue un maldito escuadrón. Chicas posesivas, chicas infieles, chicas depresivas, chicas narcisistas, falsas, liantas... chicas que en realidad... en realidad no me querían.
Y tú llegaste, con tus labios mentiroso me susurrabas todas aquellas cosas que habrás susurrado ya un millón de veces. Tienes el papel apre[h]endido ¿Verdad?, repetirás una y otra vez las canciones que os unen a ti y al próximo imbécil, las películas, los libros… y le repetirás una y otra vez que siempre estarás ahí, y todo será mentira. Maldita perra embustera; jamás has sentido todo eso que gritas a los cuatro vientos, lo has debido de plagiar de alguna novela barata de romanticismo para amas de casa aburridas.
Suspiro mientras tú sigues recitando tu papel, las últimas líneas de tu guión que no voy a molestarme en escuchar… qué ingenuo he sido. Desde aquí puedo ver al tipo que ha venido contigo, apoyado a un lado de la puerta, fuma, como tú… ¡algo en común! Seguro que ya lo has engañado como me engañaste a mí.
Reprimo el impulso de levantarme y contarle a ese desgraciado todos los comentarios de copia y pega que seguro que ya le has hecho y que yo me sé de memoria. Sonrío, nostálgico, resignado, mientras tú finges llorar. No pienso hacerlo, no haré el ridículo, lo siento por él, ya se dará cuenta por sí mismo, tranquila… no te desmontaré tu nueva función teatral.
¿Soy especial? Tan especial como el tipo al que ahora te follas, o quizás no, no eres de cama fácil, primero te haces la interesante, quieres amor, quieres el alma y no el cuerpo… y yo, como un jodido niño te creí, quise creerte, me convencí de que eras especial. Pero luego te gustaba susurrarme que era tuyo, te gustaba gemirme al oído que siempre estarías conmigo, te gustaba que yo fuera tu posesión, te gustaba tratarme como una propiedad y te ponías celosa cada vez que alguien me miraba más de lo suficiente… Yo era tuyo, porque era especial. Llora... llora… sigue gimoteándome que te has equivocado conmigo, que lo nuestro no puede ser… ¡Joder!
¿Sé escucharte? Sí… probablemente te escucho tan bien como ese otro estúpido que te sabe compadecer mejor que yo, te acompaña en tus lágrimas, en tus sufrimientos y te alivia… sí… seguro que ya tenéis una película que os defina, o quizás una canción sí, apuesto a que es una canción… Una canción que yo no supe escuchar y por lo visto estaba obligado a hacerlo. Sin embargo tú nunca estaba para escucharme… ni una sola vez… ni siquiera una ¿Cómo pude estar tan ciego?
¿Entiendo tus problemas? Sí… entendía aquellas absurdas depresiones de niña rica aburrida en una vida demasiado cómoda, las entendía todas, todas tus lágrimas… las guardaba cada noche en aquel cubo de ilusiones futuras, hasta aquella vez en la que por lo visto necesitabas que alguien se compadeciera de ti y no encontraste otro motivo mejor. Aquella vez vi tu mentira, vi tu egoísmo y vi tu narcisismo. Aquella vez te vi a ti, mentirosa y desesperada.
¿Te sientes identificada conmigo? Antes lo hacías, y ahora… a saber qué mentira te has inventado para engatusar al próximo imbécil y ser el centro de toda su atención, su vida y sus ilusiones. ¿A qué pobre infeliz engañarás ahora? Apuesto mi cabeza entera a que ya conoce tus depresiones y ese hastío a la vida en el que te vanaglorias.
¿Te conocía? Sí… hace unos meses te hacía muy feliz eso… decías que yo era quien mejor te conocía, sabía de memoria tus libros favoritos, tus canciones, tus películas… Pero tú sólo conseguías recordar aquellos que teníamos en común…
¿Te sentías identificada conmigo? No puedo evitar echarme a reír ahora que te tengo delante y veo tu cara falsa y tu teatro de mala calidad, seguramente ahora le estés haciendo lo mismo a ese desgraciado que te espera en la puerta, te creerá o sí… claro que lo hará, te creerá hasta que tus mentiras no puedan sostenerse por sí mismas.
No quiero mirarte más, no quiero hacerlo porque si lo hago tendré que irme, ya… y quiero dejar que termines de hablar, tengo que ser fuerte, tengo que hacerlo… no quiero estar meses pensando en ti, no puedo flaquear ahora, no puedo, no me lo perdonaré.
Ni siquiera me has dejado amigos, te los has llevado todos, uno por uno, ni siquiera has tenido que llorarles, uno por uno… te adoran... y yo… ¡Vamos! ¡Joder! ¡Termina de una puta vez y vete! No pienso pronunciar una sola palabra.
La ceniza cae al suelo, el cenicero limpio, mi campo de visión sólo lleva gasta tu barbilla.
No eres especial, no tanto como mis amigos creen, me costará entender eso porque, aunque he contemplado tu obra, aunque sé con una perfección absoluta todas las mentiras que repetirás a lo largo de tu vida a motones y montones de imbéciles que vean una luz ilusoria en ti que con el tiempo se fundirá…. Aunque soy consciente de todo eso, el fogonazo me ha dejado ciego; pero te juro perra mentirosa, que encontrarás algún día a la horma de tu zapato, la encontrarás y yo no podré alegrarme aunque ahora lo desee con todo mi corazón, ese día me darás lastima, o me serás indiferente.
Sí, es cierto, ahora te odio, un sentimiento no muy lejano al amor, me das asco, me repugno a mí mismo por haber sido tan estúpido… imagino que todavía te quiero, imagino que te quiero demasiado, y ahora, ¿Qué hago? Acabas de salir de la cafetería, me has pedido tiempo, me has dicho que hay otra persona que te entiende mejor que yo, me has dicho que te hago daño, que sufres cada vez que hablas conmigo…. Y el cigarrillo ni siquiera ha temblado entre los dedos… has llorado, claro que has llorado, es lo que mejor haces, llorar, deprimirte por todo ¿Cómo no podías llorar por mi? No te hubieras perdonado que el final de tu obra de teatro no hubiera tenido lágrimas… ahora tienes otra función que seguir, porque, por supuesto, si no la hubieras tenido, hubieras seguido fingiendo una felicidad conmigo que jamás estuvo ahí.
¿Qué hago yo ahora? Sé que te vas con él, sé que le mentirás, y sé que le repetirás todo eso que me has dicho y me ha hecho sentir especial en algún momento de nuestro pasado. Sé todo eso y todavía te odio.
El olvido, el mismo olvido de siempre, la misma lluvia, y tú te alejas, y yo… me quedo aquí solo mientras tu vuelves a vestirte, con tu vestido nuevo, un vestido de otro color, un vestido de otro tamaño, y otra obra diferente para otro pobre infeliz diferente.
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Cuanto dolor !!!! Cuanto dolor en estas palabras!!!! Desahogo de rabia, de mentiras tan crueles , tan dificiles de olvidar.Duras palabras ,pero necesarias, muy muy necesarias y comprensibles, en momentos asi las palabras se quedan cortas, los insultos insuficientes ,y las lagrimas ,las lagrimas son el unico escape que queda ,para poder empezar a olvidar.Llegara el dia en el que estas palabras le provoquen risa y cuando esto suceda , el podra ser completamente libre de sucios recuerdos y comenzar una nueva etapa en su vida.
Besos de tu admiradora.
Yo pienso que todos esos sentimientos, todas esas cosas bonitas, esas promesas se hacen y se dicen porque se sienten en ese momento....luego se deja de sentir y te sientes estupido...egañado y dolido... peor ya se sabe el amor es eterno mientras dura.... no? me ha encando un abrazo empalagoso, sigue asi.
Creo saber a lo que te referís.
Esa necesidad de venganza, de lograr un equilibrio, de hacerle al otro todo el mal que causó.
Y las mentiras, será que cada relación es una gran mentira?, Alguna vez amamos de verdad?, cúantas veces hemos dicho te amo? y cuántas sin sentirlo tal vez?..
Saludoss!
Cuando estamos pasados de dolor que otra cosa nos queda mas que lamernos las heridas y seguir adelante? A veces necesitamos escuchar esas mentiras, lo sabemos, pero la necesidad es mas fuerte, entonses en ese momento nos sirve....pero en algun momento debemos hacernos cargo de nuestra vida y continuar.
Exelente amiga!!!!
A veces las mentiras nos hacen seguir adelante, nos sostienen un tiempo, pero en algun momento debemos hacer frente al dolor y seguir adelante.
Exlente amiga!!!
MIl gracias por compartirlo!
MEHERIT
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