lunes, 30 de agosto de 2010

Perra mentirosa

No, no quiero ser tu amigo, no quiero que vuelvas a mirarme, no quiero tener nada que ver contigo, no quiero volver a escuchar tu voz susurrándome tus asquerosos miasmas. Sólo quiero una cosa de ti, sólo una… ¡Quiero que te pudras en el olvido maldita perra mentirosa! Quiero levantarme he irme, quiero destrozarte, destrozar algo hermoso, algo… algo que me hace daño.

Las piernas me tiemblan, los brazos me tiemblan, las lágrimas me tiemblan. Y tú, ahí, sentada frente a mí en esta mierda de cafetería a la que espero no volver, con tus labios pintados de negro y los ojos adornados de rímel… ¡No puedo! ¡No podré quedarme aquí sentado hasta que termines de hablar mentiras, más y más mentiras que no pienso tomarme la molestia de escuchar! Ya me las conozco, me las sé de memoria, tus lágrimas malolientes de cocodrilo mentiroso. Me das asco, quiero que mis manos rodeen tu cuello, quiero que mueras de una forma horrible, y quiero que sufras.
Pero eso no pasará porque en unas horas (si soy muy afortunado; si tengo surte, en unos días, pero si soy un desgraciado, muchísimos meses) el cabreo se me habrá pasado y el olvido empezará a comerse la sensación de tus manos sobre mi piel, el olor de tu pelo mojado al salir de la ducha… se comerá tu voz, y tus abrazos… se lo comerá todo con ansia. Espero… espero que se lo coma todo, sino estaré perdido. Encerraré tus mentiras en algún lugar, y esperaré a que se coma el resto, tus mentiras, y tus teatros, me los quedaré de recuerdo. Sufriré por ti un tiempo, pero el olvido se comerá tus restos.

¿Cómo puedes ser así? Odio la forma en que me miras, odio tu sonrisa cínica, y algún día (no hoy, pero seguro que algún día) odiaré tus besos, odiaré el modo en que atabas tus piernas a mí, odiaré tus susurros. Cuando el odio llegue hasta ahí, entonces habrá una posibilidad para el olvido, ahora… ahora no odio tus besos, ahora me dan miedo esos recuerdos y de momento los guardaré allí dónde no pueda verlos hasta que termines de darme excusas absurdas y te marches con el tipo que te espera en la puerta.


Lamento decirte que no eres la primera, nena… lamento decirte que no eres la primera a la que tengo que olvidar, para tu información no eres alguien especial, fueron... fueron más de una, más bien fueron... fue un maldito escuadrón. Chicas posesivas, chicas infieles, chicas depresivas, chicas narcisistas, falsas, liantas... chicas que en realidad... en realidad no me querían.

Y tú llegaste, con tus labios mentiroso me susurrabas todas aquellas cosas que habrás susurrado ya un millón de veces. Tienes el papel apre[h]endido ¿Verdad?, repetirás una y otra vez las canciones que os unen a ti y al próximo imbécil, las películas, los libros… y le repetirás una y otra vez que siempre estarás ahí, y todo será mentira. Maldita perra embustera; jamás has sentido todo eso que gritas a los cuatro vientos, lo has debido de plagiar de alguna novela barata de romanticismo para amas de casa aburridas.

Suspiro mientras tú sigues recitando tu papel, las últimas líneas de tu guión que no voy a molestarme en escuchar… qué ingenuo he sido. Desde aquí puedo ver al tipo que ha venido contigo, apoyado a un lado de la puerta, fuma, como tú… ¡algo en común! Seguro que ya lo has engañado como me engañaste a mí.

Reprimo el impulso de levantarme y contarle a ese desgraciado todos los comentarios de copia y pega que seguro que ya le has hecho y que yo me sé de memoria. Sonrío, nostálgico, resignado, mientras tú finges llorar. No pienso hacerlo, no haré el ridículo, lo siento por él, ya se dará cuenta por sí mismo, tranquila… no te desmontaré tu nueva función teatral.

¿Soy especial? Tan especial como el tipo al que ahora te follas, o quizás no, no eres de cama fácil, primero te haces la interesante, quieres amor, quieres el alma y no el cuerpo… y yo, como un jodido niño te creí, quise creerte, me convencí de que eras especial. Pero luego te gustaba susurrarme que era tuyo, te gustaba gemirme al oído que siempre estarías conmigo, te gustaba que yo fuera tu posesión, te gustaba tratarme como una propiedad y te ponías celosa cada vez que alguien me miraba más de lo suficiente… Yo era tuyo, porque era especial. Llora... llora… sigue gimoteándome que te has equivocado conmigo, que lo nuestro no puede ser… ¡Joder!

¿Sé escucharte? Sí… probablemente te escucho tan bien como ese otro estúpido que te sabe compadecer mejor que yo, te acompaña en tus lágrimas, en tus sufrimientos y te alivia… sí… seguro que ya tenéis una película que os defina, o quizás una canción sí, apuesto a que es una canción… Una canción que yo no supe escuchar y por lo visto estaba obligado a hacerlo. Sin embargo tú nunca estaba para escucharme… ni una sola vez… ni siquiera una ¿Cómo pude estar tan ciego?

¿Entiendo tus problemas? Sí… entendía aquellas absurdas depresiones de niña rica aburrida en una vida demasiado cómoda, las entendía todas, todas tus lágrimas… las guardaba cada noche en aquel cubo de ilusiones futuras, hasta aquella vez en la que por lo visto necesitabas que alguien se compadeciera de ti y no encontraste otro motivo mejor. Aquella vez vi tu mentira, vi tu egoísmo y vi tu narcisismo. Aquella vez te vi a ti, mentirosa y desesperada.

¿Te sientes identificada conmigo? Antes lo hacías, y ahora… a saber qué mentira te has inventado para engatusar al próximo imbécil y ser el centro de toda su atención, su vida y sus ilusiones. ¿A qué pobre infeliz engañarás ahora? Apuesto mi cabeza entera a que ya conoce tus depresiones y ese hastío a la vida en el que te vanaglorias.

¿Te conocía? Sí… hace unos meses te hacía muy feliz eso… decías que yo era quien mejor te conocía, sabía de memoria tus libros favoritos, tus canciones, tus películas… Pero tú sólo conseguías recordar aquellos que teníamos en común…

¿Te sentías identificada conmigo? No puedo evitar echarme a reír ahora que te tengo delante y veo tu cara falsa y tu teatro de mala calidad, seguramente ahora le estés haciendo lo mismo a ese desgraciado que te espera en la puerta, te creerá o sí… claro que lo hará, te creerá hasta que tus mentiras no puedan sostenerse por sí mismas.

No quiero mirarte más, no quiero hacerlo porque si lo hago tendré que irme, ya… y quiero dejar que termines de hablar, tengo que ser fuerte, tengo que hacerlo… no quiero estar meses pensando en ti, no puedo flaquear ahora, no puedo, no me lo perdonaré.
Ni siquiera me has dejado amigos, te los has llevado todos, uno por uno, ni siquiera has tenido que llorarles, uno por uno… te adoran... y yo… ¡Vamos! ¡Joder! ¡Termina de una puta vez y vete! No pienso pronunciar una sola palabra.

La ceniza cae al suelo, el cenicero limpio, mi campo de visión sólo lleva gasta tu barbilla.

No eres especial, no tanto como mis amigos creen, me costará entender eso porque, aunque he contemplado tu obra, aunque sé con una perfección absoluta todas las mentiras que repetirás a lo largo de tu vida a motones y montones de imbéciles que vean una luz ilusoria en ti que con el tiempo se fundirá…. Aunque soy consciente de todo eso, el fogonazo me ha dejado ciego; pero te juro perra mentirosa, que encontrarás algún día a la horma de tu zapato, la encontrarás y yo no podré alegrarme aunque ahora lo desee con todo mi corazón, ese día me darás lastima, o me serás indiferente.

Sí, es cierto, ahora te odio, un sentimiento no muy lejano al amor, me das asco, me repugno a mí mismo por haber sido tan estúpido… imagino que todavía te quiero, imagino que te quiero demasiado, y ahora, ¿Qué hago? Acabas de salir de la cafetería, me has pedido tiempo, me has dicho que hay otra persona que te entiende mejor que yo, me has dicho que te hago daño, que sufres cada vez que hablas conmigo…. Y el cigarrillo ni siquiera ha temblado entre los dedos… has llorado, claro que has llorado, es lo que mejor haces, llorar, deprimirte por todo ¿Cómo no podías llorar por mi? No te hubieras perdonado que el final de tu obra de teatro no hubiera tenido lágrimas… ahora tienes otra función que seguir, porque, por supuesto, si no la hubieras tenido, hubieras seguido fingiendo una felicidad conmigo que jamás estuvo ahí.

¿Qué hago yo ahora? Sé que te vas con él, sé que le mentirás, y sé que le repetirás todo eso que me has dicho y me ha hecho sentir especial en algún momento de nuestro pasado. Sé todo eso y todavía te odio.

El olvido, el mismo olvido de siempre, la misma lluvia, y tú te alejas, y yo… me quedo aquí solo mientras tu vuelves a vestirte, con tu vestido nuevo, un vestido de otro color, un vestido de otro tamaño, y otra obra diferente para otro pobre infeliz diferente.

- Otro Whisky por favor.


*

13 gota(s) de lluvia ha(n) caido**:

Merche Owl dijo...

Joder es un texto buenisimo Gota, a mi me has dado ganas de llorar. Tanto en un papel como en el otro, se plasma la desesperación. Me has dejao sin palabras. No dejes nunca de escribir. Me lo he leido tres veces seguidas.

cronicasdediaslluviosos dijo...

M.ia!
¡Welcome de nuevo! que te he tenido abadonada últimamente. Se te echaba de menos ya.

Muchas gracias por asesinar el tiempo conmigo =) Y nada de protestas, es la verdad xD

¿Treees veces? Bueno, ese texto tiene unos cuantos meses, lo escribí en una situación, para mí, dolorosa, imagino que se nota (y le quita méritos artísticos al asunto U.U).

Muchas gracias por los ánimos, corazón.

Marcos Callau dijo...

Magistral el final. Espero que el olvido pueda solucionarlo todo pero hay una canción que se titula "Donde habita el olvido" y allí uno se pude encopntrar con grandes sorpresas. Me ha gustado mucho todo el relato y la manera de describirnos a esa perra mentirosa a partir de los pensamientos del hombre engañado. Muy bueno.

rombo dijo...

Me gusta MUCHO como escribes. Y me gusta tu blog.

cronicasdediaslluviosos dijo...

¡Marcos! Tengo que decirte que me ha encantado la canción, no suelo escuchar a Sabina, así que no la conocía, ha sido un gran descubirmiento.

Gracias por utilizar tu tiempo en mí, y por molestarte siempre en comentarme ¿qué sería de mi blog sin esos detalles? Muchísimas gracias.



rombo, muchas graciaS por pasarte, me alegra que te guste lo que hago.

۞ Tristany de Lammermoor ۞ dijo...

!!!!!!!!!!Dios!!!!!!
Tienes como melodía de fondo el sonido más bello que puede proporcionar la naturaleza...

La última vez que entre no tenía los altavoces conectados :(

Puffff...sólo con eso me enamoras, esas tardes de invierno en plena montaña junto a una chimenea escuchando este leve sonido...salpicando las afiladas gotas contra la techumbre del porche...pufff Me encanta!!!!!

Soy un apasionado de la lluvia. Lo sé!!!!

Escribes muy bien...tienes una narrazión perfecta. Tus lecturas no se hacen pesadas.
Sabes utilizar la palabra...no me cabe la menos duda :)

Un saludo muy fuerte!!!Me encanto esa imagen que me pusiste en el blog, una escultura realmente bella y una foto muy bien hecha :)

*_*

David Criado dijo...

el whisky siempre saca lo peor de a gente
que tragedia esta!

Fernanda Sandoval dijo...

Pues a mí me asustó lo que has escrito , pero más me asustó todo lo que me gustó este texto. ¡Sacate el odio! Y es que aunque intentemos ocultarlo si existe gente merecedora de rencores así.
Un beso.

Anónimo dijo...

Empiezo a tener mono, y más después del mal cuerpo que me ha dejado tu última entrada. Supongo que estarás muy ocupada, así que no insistiré. Seguiré pasándome por aquí a la espera de una nueva sorpresa.

Un beso

cronicasdediaslluviosos dijo...

Caballero de flamante armadura, me alegra mucho que te haya gustado el sonido de la lluvia, yo lo adoro, me resulta muy inspirador =)
Así que entraste sin altavoces y aun así te gustó mi blog, eso tiene más merito aún. Espero que sigas enamorado de mi rincón y vuelvas siempre que quieras, con tu corcel y tus versos.
Muchas gracias por lo de mi forma de narrar, la verdad es que no la veo perfecta, aun tiene muchos fallos, pero me anima muchísimo que opines así de mis historias.



David, tienes razón, el Whisky nunca es un buen compañero, pero cuando se trata de olvidar... hay personas que no saben hacerlo de otra manera.



Fernanda, curioso tu comentario, nadie me había dicho eso jajajaja, me alegra muchísimo haberte asustado entonces. Sí, quizás haya personas que merecen éste tipo de rencor, aunque al final todo se olvide.



¡Anto! Se me hace raro llamarte así ahora =P
¡Me alegra muchísimo tu comentario! Creía que no habías leído éste. ¡Por cierto! ¡Te adoro! Gracias, muchas gracias por ese "mono" =D Me alegra el día, que lo sepas.
La verdad es que suelo dejar las entradas bastante tiempo, para que o lean más personas, cómo suele leerse solo la última entrada... xDD trampa ¡Lo sé!

Anónimo dijo...

Quedé de cara, osea, sin palabras, la verdad es que leer algo así escrito por un hombre (lo digo por el tema de que se suele decir que los hombres no son sensibles o no lo demuestran) me sorprendió.
El blog está muy bueno y para mí también tenés un perfecto don para la palabra.
Creo que está de mas decir que te sigo, pero de todas formas lo digo.
Espero sigas escribiendo así puedo desvelar las noches.
Au revoir!

María Inés dijo...

Uff, al fin puedo comentar -.- cada vez qe me disponía a hacerlo, algo me interrumpía, y mira qe lo vengo intentando desde hace como una semana xD

Si la hago corta, amé este texto. En parte porque me sentí identificada con el narrador, no es que haya pasado por algo así, pero la desesperación y el apuro por olvidar cosas que me hacen mal son sensaciones bastantes familiares para mí.

Bueno, de más esta decirte qe escribís como los dioses, y qe leerte es un placer ^^

besos!

Bruce Jacob dijo...

Buenisimo tu relato. Me ha encantado la forma en la que expresas el odio y aun asi lo retienes. Esa impotencia que le das al personaje me ha fascinado. El elemento de la indiferencia hacia la suerte de otra presa ante las redes de la misma arana fue un gran detalle. En cierta medida yo he tenido la misma experiencia dos veces y siento que has plasmado los sentimientos como deben de ser. Muy buen relato. Me da mucho gusto haber encontrado tu espacio, espero seguir leyendo de ti. Saludos desde Quedense atras... Cuidate y nos estamos leyendo.

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París, ella, y un par de días es todo lo que necesito. Nunca entenderé cómo, ni por qué pero ella lo consigue, consigue pegar los pedazos, sin preguntas, sin quejas, sin compasión; su risa siempre dispuesta a contagiarme; sus ojos atentos, negros, expectante, observándome, como si nada más existiera; sus labios, susurrantes, carnosos, rosados, me muerden, me besan, me arrastran; su cuerpo tibio, acompañándome, sobre mí, a mi lado, a unos pasos, nunca demasiado lejos; su viola, gritando a altas horas de la madrugada; su piso, situado en La Rue de la Harpe, pequeño, tan pequeño que no tiene puertas, nada más entrar, la cocina a la izquierda y el salón también, el ventanal, la pared, una cornisa a la izquierda y la habitación, el cuarto de baño y la ducha parecen un armario empotrado más… era minúsculo la primera vez que entré, con ella tomada de la mano; pero ahora, ahora es inmenso, o al menos así me lo parece. ~~~~PARA LEER EL EL RESTO DE LA HISTORIA click EN LA FOTOGRAFÍA
"En su texto, el escritor levanta su hogar. Así como acarrea papeles, libros, lápices y documentos de cuarto en cuarto, así crea el mismo desorden en sus pensamientos. Éstos se vuelven muebles en los que se sumerge, contento o irritable. Los golpea con afecto, los gasta, los mezcla, reacomoda, arruina. Para quien ya no tiene patria, el escribir se transforma en un lugar donde vivir."
(Th. W. Adorno, Minima Moralia. Reflexiones desde la vida dañada)
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"De repente me he vuelto pequeñita, tanto que un soplido podría romperme; pero ese soplo nunca llega porque él nunca respira, nunca duerme, nunca escucha; es como un centinela, sabe que sus cosas – las “cosas” de su propiedad - no se moverán. Yo… tampoco me moveré, permaneceré aquí callada, encerrada, con las ventanas y las puertas abiertas."

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