martes, 3 de agosto de 2010
Egoista
12:38:00 | Escrito por
cronicasdediaslluviosos |
Editar entrada
- Pero... ¿Por qué no te gusto? ¿Qué tengo yo de malo?
- Mira.... ¿Ves esto? ¿Lo ves?
Sus ojos verdes ascienden desde el suelo hasta el punto al que él señala, no dice nada, se limita a llorar en silencio. Una lágrima tras otra. El nudo crece justo sobre su lengua. Abriría los labios para añadirle un zumbido a las lágrimas pero su orgullo no se lo permite.
- Está vacío. - él y su crudeza, él y su maldita tranquilidad - no… no... No sé cuándo empecé a quererte, tampoco sé cuando dejé de hacerlo – engulle saliva, busca tiempo para poder ordenar un par de palabras que tengan algún tipo de sentido.- Me lo has matado... Todo este tiempo... no se puede hablar contigo... es intentarlo... y... - Una tras otra, sus vacilaciones otorgan incoherencia a todo cuanto dice.
- ¿Qué tengo yo de malo? - la pregunta se repite como tantas otras veces en su mente, crece aplastándola; no, ya no se encuentra a sí misma, tiene la mente plagada de preguntas que nunca tuvieron una respuesta y ahora que han salido por entre sus labios se siente ridícula, se siente avergonzada.
- ¿Me ves? Lidia.... no te pongas así, yo no soy un buen tipo, ni siquiera soy.... tienes que calmarte pequeña.
Las manos le tiemblan.
- ¿Por qué? ¡Dímelo! ¿Qué es lo que tengo? ¿Soy fea? Dime que no soy fea.
- Lidia... Cálmate.... siéntate.... vamos a hablar… Tranquilízate, no te pongas así. Así no, no me dejas hablarte, no puedes ponerte así.
- ¡No quiero! No lo repitas más por favor… cállate. Olvida que no me quieres.
Súplica, una súplica. Hay algo roto y ella lo sabe, hay algo. Algo que no va bien, no puede estar reaccionando de esta manera, no puede pensar, no. ¡no puede ser!
Las gotas saladas se multiplican, una tras otra caen por el barranco de piel pálida y pecosa. Ahora ya no es sólo lluvia, es un río desesperado y perdido que no encuentra su cauce y vaga sin control.
- Lidia.... - Susurra su nombre, da un paso y otro, despacio... con dulzura.
Ella tiembla y retrocede hasta llegar al balcón. En uno de sus parpadeos aparece él, sufriendo, mirándola, repitiendo todas aquellas frases hechas de recortes de películas; pero al abrir los ojos la escena es diferente, los labios de él están retorcidos, su mirada es angustiante y el silencio.
- ¡Quiéreme! - No quiere decir eso pero su corazón la obliga. - Haz un esfuerzo, quiéreme ¡ahora! - Su voz... ¿Esa es su voz? No... no quería decir eso, ¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa a su corazón? Está rojo; está hinchado; le grita; explota.
- ¡¿Pero no lo ves?! ¡No puedo! ¡No puedo! ¡Joder! ¡Ya! No sé por qué pero ¡no puedo! ¡No! ¡Puedo!
Su grito ha sido aterrador pero no ha conseguido matar su esperanza, no lo ha conseguido, nunca lo conseguirá. Casi puede verlo en cada uno de sus temblores, puede verlo en sus ojos, en su expresión, puede oírlo en su respiración. Ella no lo ha creído, acaba de borrar de su mente esa última frase. ¡Ante sus ojos! ¿Cómo? ¿Cómo puede mentirse de esa forma? ¿Por qué? Pero ya es tarde. Recuerda aquel maldito día en el que encontró a una chica sola y quiso acompañarla, maldice aquel nocivo instante en que ella entró en su vida. Cae derrotado, las lágrimas de ella siguen suicidándose pero han vuelto a ser lluvia, ver las lagrimas surcando sus mejillas lo ahoga; sus ojos desesperados buscando un poco de ese amor del que él carece, lo están asfixiando; sus labios suplicándole amor, sólo eso, amor. Muere. Acaba de matarlo y ella ni siquiera lo sabe.
- No me hagas caso… he tenido un día duro… perdóname… - sus palabras son mecánicas y ausentes, su voz tiembla de miedo. Jamás podrá volver a salir.
- No pasa nada tonto. – Ella sonríe de nuevo, lo abraza y, aunque evita mirarlo a los ojos por algún extraño motivo, se siente llena, feliz de nuevo. – Ven, vamos a dormir que ya es tarde y estás cansado.
Lidia tira de su brazo hasta llegar al dormitorio, lo desviste con dulzura dejando pequeñas caricias sobre su piel, él no las siente pero sí las agradece; lo introduce en la cama y se tiende a su lado.
Ella dormirá toda la noche y mañana, al despertar, sentirá que hay un mundo bajo sus pies dispuesto para ella.
Él no podrá dormir en una temporada, algo se lo comerá por dentro poco a poco, sin dolor, sin gritos.
- Mira.... ¿Ves esto? ¿Lo ves?
Sus ojos verdes ascienden desde el suelo hasta el punto al que él señala, no dice nada, se limita a llorar en silencio. Una lágrima tras otra. El nudo crece justo sobre su lengua. Abriría los labios para añadirle un zumbido a las lágrimas pero su orgullo no se lo permite.
- Está vacío. - él y su crudeza, él y su maldita tranquilidad - no… no... No sé cuándo empecé a quererte, tampoco sé cuando dejé de hacerlo – engulle saliva, busca tiempo para poder ordenar un par de palabras que tengan algún tipo de sentido.- Me lo has matado... Todo este tiempo... no se puede hablar contigo... es intentarlo... y... - Una tras otra, sus vacilaciones otorgan incoherencia a todo cuanto dice.
- ¿Qué tengo yo de malo? - la pregunta se repite como tantas otras veces en su mente, crece aplastándola; no, ya no se encuentra a sí misma, tiene la mente plagada de preguntas que nunca tuvieron una respuesta y ahora que han salido por entre sus labios se siente ridícula, se siente avergonzada.
- ¿Me ves? Lidia.... no te pongas así, yo no soy un buen tipo, ni siquiera soy.... tienes que calmarte pequeña.
Las manos le tiemblan.
- ¿Por qué? ¡Dímelo! ¿Qué es lo que tengo? ¿Soy fea? Dime que no soy fea.
- Lidia... Cálmate.... siéntate.... vamos a hablar… Tranquilízate, no te pongas así. Así no, no me dejas hablarte, no puedes ponerte así.
- ¡No quiero! No lo repitas más por favor… cállate. Olvida que no me quieres.
Súplica, una súplica. Hay algo roto y ella lo sabe, hay algo. Algo que no va bien, no puede estar reaccionando de esta manera, no puede pensar, no. ¡no puede ser!
Las gotas saladas se multiplican, una tras otra caen por el barranco de piel pálida y pecosa. Ahora ya no es sólo lluvia, es un río desesperado y perdido que no encuentra su cauce y vaga sin control.
- Lidia.... - Susurra su nombre, da un paso y otro, despacio... con dulzura.
Ella tiembla y retrocede hasta llegar al balcón. En uno de sus parpadeos aparece él, sufriendo, mirándola, repitiendo todas aquellas frases hechas de recortes de películas; pero al abrir los ojos la escena es diferente, los labios de él están retorcidos, su mirada es angustiante y el silencio.
- ¡Quiéreme! - No quiere decir eso pero su corazón la obliga. - Haz un esfuerzo, quiéreme ¡ahora! - Su voz... ¿Esa es su voz? No... no quería decir eso, ¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa a su corazón? Está rojo; está hinchado; le grita; explota.
- ¡¿Pero no lo ves?! ¡No puedo! ¡No puedo! ¡Joder! ¡Ya! No sé por qué pero ¡no puedo! ¡No! ¡Puedo!
Su grito ha sido aterrador pero no ha conseguido matar su esperanza, no lo ha conseguido, nunca lo conseguirá. Casi puede verlo en cada uno de sus temblores, puede verlo en sus ojos, en su expresión, puede oírlo en su respiración. Ella no lo ha creído, acaba de borrar de su mente esa última frase. ¡Ante sus ojos! ¿Cómo? ¿Cómo puede mentirse de esa forma? ¿Por qué? Pero ya es tarde. Recuerda aquel maldito día en el que encontró a una chica sola y quiso acompañarla, maldice aquel nocivo instante en que ella entró en su vida. Cae derrotado, las lágrimas de ella siguen suicidándose pero han vuelto a ser lluvia, ver las lagrimas surcando sus mejillas lo ahoga; sus ojos desesperados buscando un poco de ese amor del que él carece, lo están asfixiando; sus labios suplicándole amor, sólo eso, amor. Muere. Acaba de matarlo y ella ni siquiera lo sabe.
- No me hagas caso… he tenido un día duro… perdóname… - sus palabras son mecánicas y ausentes, su voz tiembla de miedo. Jamás podrá volver a salir.
- No pasa nada tonto. – Ella sonríe de nuevo, lo abraza y, aunque evita mirarlo a los ojos por algún extraño motivo, se siente llena, feliz de nuevo. – Ven, vamos a dormir que ya es tarde y estás cansado.
Lidia tira de su brazo hasta llegar al dormitorio, lo desviste con dulzura dejando pequeñas caricias sobre su piel, él no las siente pero sí las agradece; lo introduce en la cama y se tiende a su lado.
Ella dormirá toda la noche y mañana, al despertar, sentirá que hay un mundo bajo sus pies dispuesto para ella.
Él no podrá dormir en una temporada, algo se lo comerá por dentro poco a poco, sin dolor, sin gritos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
- ¿Podrías escribir en paz?(Charles Bukowski, Barfly )
- Muñeca, nadie que escriba algo que merezca la pena puede escribir en paz.
Lo más visto
-
Podrás infligir en mi corazón una herida mortal, podrás cercenar mis alas, incluso podrás sellar mis parpados. Pero nunca, nunca podrás...
-
Viola mis entrañas, sacúdeme, penetra dentro de mí, ábrete paso, destrúyelo todo hasta que ya no quede nada. Con pasión, con fervor,...
-
Victoria van Violence No podemos presentar una alegación tan floja. El cenicero lleno de cigarrillos, Ádrian escurri...
-
Suspira, le pesan los hombros, se encorva su espalda. Sí… Es el alma de ese hombre, alto y rubio, que en su terrible caída, arrastra su cu...
"En su texto, el escritor levanta su hogar. Así como acarrea papeles, libros, lápices y documentos de cuarto en cuarto, así crea el mismo desorden en sus pensamientos. Éstos se vuelven muebles en los que se sumerge, contento o irritable. Los golpea con afecto, los gasta, los mezcla, reacomoda, arruina. Para quien ya no tiene patria, el escribir se transforma en un lugar donde vivir."(Th. W. Adorno, Minima Moralia. Reflexiones desde la vida dañada)
- cronicasdediaslluviosos
ℓℓuéveme
~*~
grαciαѕ
~*~
©
Crónicas de días lluviosos is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 España License.
Based on a work at cronicasdediaslluviosos.
blogspot.com
~~~~~~~~~~~~
ENGLISH
∂íαѕ ℓℓuviosos
-
►
2012
(10)
- ► septiembre (1)
-
►
2011
(24)
- ► septiembre (1)
Buscar
~ єиℓαzα мι ℓℓuvια ~
Nubes que me acompañan
Gotas de lluvia
-
Hace 6 años
-
Hace 8 años
-
Hace 8 años
-
-
Hace 11 años
-
Hace 11 años
-
-
Hace 12 años
-
Hace 12 años
-
-
Hace 12 años
-
Hace 12 años
-
-
-
RELATO PREMIADO:
"De repente me he vuelto pequeñita, tanto que un soplido podría romperme; pero ese soplo nunca llega porque él nunca respira, nunca duerme, nunca escucha; es como un centinela, sabe que sus cosas – las “cosas” de su propiedad - no se moverán. Yo… tampoco me moveré, permaneceré aquí callada, encerrada, con las ventanas y las puertas abiertas."
Para leer el relato completo: AQUI
10 gota(s) de lluvia ha(n) caido**:
Como respuesta a tu pregunta ,te regalo mi comentario ,una historia con mucha imaginación y muy bien escrita ,enhorabuena ,creo que hay madera para dedicarte a esto ,por cierto ,me han entrado ganas de escribir algo ,ahora que hay más tiempo con la vacaciones ,haber que sale...mercy por tus regalos en mi blog ,que se convierten en recíprocos ,saludos!
Escribes muy bien!!!!
Ha sido todo un gusto leerte;)
Un abrazo muy fuerte!!!
Bravo!! desgarrador, repleto de incoherencia y por eso real como la vida misma. Pero sobre todo es un momento que has descrito de manera soberbia. Uno de esos relatos de los que hablabamos el otro dia. No dejes de hacer esto (se que no lo harás :))Un saludo.
Rufio
Es maravilloso tu escrito..me gusto muchisimo cuando lo lei por 1ª vez...y ahora muchomas.
Gracias por compartirlos!!
MEHERIT
no hay mucho q decir.bah capaz q si, pero no se me ocurre. quero decirte q me encanto, me impactó muchisimo de alguna forma, lo lei rapidisimo, no se por q, la lluvia me apuro, me angustio
Aw, me encanto! aunqe conozco a una persona parecida a Lidia, y es dificil de manejar...
saludos ^^
Lo peor es gritar el nombre de una persona o que griten el tuyo una, y otra, y otra, y otra vez, por impotencia.
Rompe un poco el alama.
Me ha encantado el texto y lo he odiado a la vez. A veces prefieres sufrir a no sentirte vacío.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia...
¡Madre mía qué historia! Intensa y cruda. Chantaje emocional, pero a lo bestia. Fíjate que hasta me ha hecho alegrarme de estar solo, jeje.
Como muchas de las cosas que ocurren en esta vida, he llegado a aquí de la forma más inesperada, atraído por tu nick. Esperaba encontrarme algo interesante, y vaya si he acertado.
Volveré para seguir leyéndote, o para escuchar la lluvia cuando lo necesite.
Un beso
¡Perdón por la ausencia! Me fui de vacaciones a Lisboa y volví ayer.
@ngel, gracias por pasarte, la verdad es que mis comentarios en tu blog me salieron solos, me encanta hablar de cine. Muchas gracias por lo que dices de mi relato, madera o no, creo que es lo que haré hasta que me muera, es lo que llevo haciendo desde que recuerdo. No hay sensación igual ¿Verdad? =P
Caballero, teniendo en cuenta que tus palabras llegan desde la experiencia, ya que adoro como escribes, para mí es todo un honor que me digas eso =) Un saco de besos.
¡Rufio! Gracias por venir siempre a visitarme a éste rinconcito pequeñito dónde siempre llueve. Se te ha echado mucho de menos =) Muchas gracias, sabes lo importante que es para mí.
MEHERIT, gracias por releerme, gracias por molestarte en escribirme y decirme cuanto te ha gustado. Muchas gracias ^_^
Max, la lluvia angustia, sí... la verdad es que sí, por eso la puse, porque todos mis relatos son lluviosos, y que mejor sonido de fondo que la lluvia. Muchísimas gracias por molestarte en escribirme, para mí es muy importante.
María Inés, gracias por venir siempre, ya sé que me repito con las gracias, pero de verdad, para mí es muy importante, es lo que me da las ganas de seguir escribiendo. Sobre Lidia... creo que todos, alguna vez, hemos querido ser como ella.
M.ia! Vaya, éste comentario es diferente a los que tú haces normalmente. Creo que éste ha tocado algo de ahí dentro, uno de esos pedazos de alma rota. La verdad es que siento lo mismo, a veces prefieres sufrir y al menso sentir algo.
Un besazo.
Anónimo: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Atacar naves en llamas más allá de Orión... He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Täanhaussën.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia.
Es hora de morir."
Zarzal, muchas gracias por molestarte en escribirme, la verdad es que sí, chantaje emocional, brutal, necio y demoledor. Consigue lo que quiere a cualquier precio.
La lluvia estará aquí para cuando la necesites, vuelve siempre que quieras a escucharla, aquí llueve todos los días.
Un besazo.
Publicar un comentario